Desde los meandros.

De todo un poco pero abreviando (no como los meandros).

¿Azafrán en Tauste y Pradilla? 1 noviembre 2012

Hace unas semanas al salirme del camino, cerca de donde se juntan los lindes municipales de Pradilla de Ebro y Tauste (Zaragoza), me encontré con algunas flores de una planta que consideré azafrán por el color. Esto supuso para mí una gran alegría porque pensaba en cómo los agricultores de la zona podrían cambiar su raquítico cultivo de cebada por uno de azafrán mejorando así su calidad de vida. ¡Iluso de mí! ¡Cómo si el azafrán fuera ya muy rentable en Europa! Hice unas fotos del supuesto azafrán y continué con mi cometido pensando en lo lejos que estaba la zona de cultivo de azafrán más próxima, las llanuras del Jiloca, a unos 100 kilómetros.

Foto del supuesto azafrán, que finalmente fue Merendera montana.

Al comentarlo al día siguiente en la Universidad de Zaragoza y comprobando con la información del Herbario de Jaca del IPE se me desmoronó la idea de que pudiera ser azafrán y establecimos que se trataba de la Merendera montana (L.) Lange. Principalmente debido a que el azafrán lanza sus flores unos centímetros por encima del suelo, mientras que en la Merendera montana la flor casi toca el suelo. Muy común en las zonas de montaña de la península Ibérica pero rara en la Depresión del Ebro. No obstante, ahí estaba, en unos terrenos afectados por el incendio de San Gregorio de 2009. Un terreno machacado por los trabajadores que llevaron a cabo la construcción de las fajinas. Por tanto, un lugar propicio para el desarrollo de esta planta. La planta se encontró a unos 400 metros de altitud, por debajo de su rango altitudinal (450-2100), aunque se ha llegado a citar hasta los 240 metros y los 2620 metros.

Así pues, lo que parecía azafrán resultó ser Merendera montana, un geófito bulboso con floración entre julio y octubre. En Aragón esta planta también recibe los nombres coloquiales de escusameriendas y espachaberaneantes. Ambas hacen referencia a su tardía floración, la segunda indica que la floración es simultánea a la desaparición de los veraneantes en las zonas turísticas pirenaicas y la primera nos retrotrae a tiempos pretéritos cuando nos regíamos por la luz del sol y el acortarse los días se perdonaba la merienda por anticiparse la cena. Curiosamente, unos días después me tropecé con esta planta de nuevo, pero en esta ocasión cerca de Huesca, en las proximidades de la alberca de Loreto.

 

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